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2008. SEPTIEMBRE

 

22 de setiembre de 2008

 

Comida en casa de mi hermana Mercedes con asistencia de Raimundo, procedente de Tavertet, camino de Rosas. Alli también dos hijos y dos nietos de Mercedes. Pues bien, se confirma que Raimundo y Mercedes son personas acabadas. Sobre todo Raimundo, que apenas se tiene en pie, que está bastante sordo (aunque menos que Mercedes), y que se emociona al menor pretexto. Ramiro cumple 90 años el próximo 2 de noviembre, pero ni siquiera es seguro que llegue a esta fecha. (...).

 

Y, salvo en lo físico, no han cambiado mucho mis hermanos. Solo son, ya digo, caricaturas de si mismos. Me dan pena. ¿Mucha pena? No sé. Han vivido suficientes años y se han realizado bastante, cada cual a su manera. Lo mejor que les podría ocurrir a ambos es morirse ya, antes de hundirse todavía más en la degradación biológica. Porque esa es la inapelable constatación: en los últimos estertores de la ancianidad, prevalece despiadadamente la biología. Y si biológicamente es cosa natural, espiritualmente es puro contrasentido. El espíritu, por definición, no se deteriora. Ni muere. Porque, como decía Buda, tampoco nace. Hay que afrontar esta contradicción.

 

Adiós a casi todo. Página 237 y 238

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