13 de mayo de 1995
Heidegger habla del ser-para-la-muerte y de la angustia, y su discurso es coherente, porque finitud y angustia son lo mismo. ¿Pero quién ha decretado que el ser humano –y cualquier ser en general- sea exclusivamente finitud? Aquí sugiero que, en el fondo, no le temeos a la muerte, y que sobre esta ausencia de temor (sabiduría) colocamos nuestro superficial temor (angustia) a partir del cual plateamos preguntas o inventamos “esperanzas”.
Variaciones 95, Random House, Barcelona, octubre 2002, página 147
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