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2010. OCTUBRE

 

8 de octubre de 2010

 

Me despierto cada mañana pensando en la muerte, quiero decir, en mi desaparición previsible. Lo mismo me ocurre al levantarme de la siesta. No es un pensamiento que me genere angustia, pero está ahí, muy insistente, muy persistente, bastante incómodo. Creo que ya lo dije. Ya casi nunca escucho música. Cada día me pregunto si eso, el malestar general, puede durar mucho, y cada día me respondo que así puedo seguir un tiempo.

 

La muerte de Raimundo, la humillación total de Raimundo, eso ya ha tenido lugar, eso ya es definitivo.

 

Adiós a casi todo. Página 323

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Comentarios: 2
  • #1

    Trinitat Caballé (domingo, 19 enero 2020 12:32)

    Conocí a Salvador Paniker, no personalmente, a través de sus libros e incluso le escribí una carta a raíz de la lectura de 'Filosofía y Mística' a la cual me contestó muy amablemente. No sé a que se refiere con "la humillación total de Raimundo" eran tan diferentes! también leí a Raimundo Pannikar pero aunque era muy sabio era incoherente.
    Yo también pienso en la muerte, no quiero ir a ningún hospital, he visto a morir a familiares muy próximos y su muerte no fue digna. En cambio los que murieron en casa, puede que también sufrieran un poco más de lo debido, pero fue una muerte más natural, más aproxima, mejor recordada.

  • #2

    Trinidad Caballé (lunes, 09 mayo 2022 11:30)

    Hace dos largos años que escribí en este bloc y, ahora más que nunca pienso en la muerte, antes de un año cumpliré una edad que casi ninguno de mis antecesores llegaron a vivir. Lo curioso es que pienso en dejar este mundo cuando soy feliz, no lo que entiende el mundo por felicidad sino una gran paz que invade todo mi ser. Soy muy afortunada por vivir en lugar de silencio pero fue en el mundo ruidoso donde transcurrió mi vida de lucha por saber, conocer a otros seres humanos, recibir y dar, sufrir y gozar y sobretodo leer. Creo en Dios aunque no sé qué o quién es, no es que espere encontrarlo después de la muerte física, me siento contenta de haber conocido este mundo, tener conciencia de quien se es sin saber a ciencia cierta quien es uno.