1 de marzo de 2006
Gentes que llaman para felicitarme. No les digo que, para mí, hoy es un día como cualquier otro. La tierra ha recorrido setenta y nueve veces su órbita solar desde el día en que nací. Eso es todo. Desde el punto de vista del tiempo eso está muy tramitado. Desde el punto de vista existencial, todo renace diariamente. Se cumplen días, no años.
Sigo en la cartuja, resistiendo moderadamente. La vejez, mi vejez, no es noticia. Leo en un periódico que la premio nobel Nadine Gordimer, que tiene ochenta y tres años, escribe cada mañana durante cuatro horas, completamente aislada del mundo. Nadine Gordimer está muy comprometida con la lucha contra el sida en Sudáfrica. ¿Cuál es la causa en la que estoy yo comprometido? Podría decirse que algunos temeas permanecen. El derecho a morir dignamente. El ecumenismo cultural. El pluralismo. El agnosticismo místico, la música propia.
Adiós a casi todo. Página 116
17 de marzo de 2006
Le he mandado a Gianni Perazzoli el artículo sobre la eutanasia que me pidió para publicar en la revista MicroMega que edita el periódico italiano La República. Mi artículo saldrá junto a otro de Bernard Kouchner, ex ministro francés de Sanidad y actual presidente de médecins Sans Frontières. Todo sea por la causa.
Adiós a casi todo. Página 117
25 de marzo de 2006
Llama el teólogo Juan José Tamayo. Quiere que participe en un congreso que se celebrará en Madrid, el próximo 8 de setiembre, sobre bioética y cristianismo; concretamente, me propone debatir el tema de eutanasia con el también teólogo Marciano Vidal. Es un tipo simpático Juan José Tamayo, un cristiano inteligente y enterado, vinculado a la teología de la liberación, cofundador y actual secretario de la Asociación de Teólogos Juan XXIII. Me dice que publicó hace poco un artículo en el País criticando la reciente y muy alabada encíclica del papa Ratzinger sobre el amor, y que, en su opinión, es un documento mediocre y confuso.
Adiós a casi todo. Páginas 120 y 121
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