2004. SEPTIEMBRE

 

4 de septiembre de 2004

Llama por teléfono Javier Bardem, el actor, para agradecerme el conjunto de mi obra –no especifica si se refiere a mis libros o a mi labor en DMD-, y preguntarme si me ha gustado la película Mar adentro. Le digo que la película me ha parecido extraordinaria y su actuación gloriosa.

Preestreno en Madrid de Mar adentro. La prensa tara declaraciones a la salida del cine. Copio de una gacetilla de El Mundo:

“La Asociación por el Derecho a Morir Dignamente (DMD) aparece en la propia película. Su presidente, Salvador Pániker, que pudo asistir el jueves al preestreno del filme, no dudó en alabarlo. Tampoco perdió la oportunidad de hacer un llamamiento a los representantes políticos para que tomen en serio el mensaje. Al mismo preestreno asistieron José Luís Rodríguez Zapatero y varios ministros socialistas, lo que Pániker consideró como un paso esperanzador: agradeció el apoyo institucional, pero también recordó que, al parecer la sociedad está mucho más madura que la clase política ya que las encuestas dicen que el 70 por ciento de los ciudadanos está a favor de la eutanasia activa, mientras que los políticos se han hecho los remolones”.

7 de setiembre de 2004

Siguen sonando los teléfonos por el asunto Amenábar/eutanasia, que está cobrando una merecida dimensión internacional. Me entrevistan desde una radio de Argentina y otra de Canadá. Pero mi problema sigue siendo el de siempre, mi déficit de eso que los franceses llamanendurance, una mezcla de fuerza, resistencia y paciencia. En compensación, mantengo mi campo de conciencia estrecho, mi hábito de no dejar cabos sueltos y de no iniciar una nueva actividad sin haber despejado previamente la anterior…

17 de setiembre de 2004

Pues estuvo en casa, esta mañana, el escritor Juan José Millas. Está preparando un reportaje sobre la muerte digna y desea información…

Millas quiere hacer un reportaje sobre algún enfermo de habla hispana que esté dispuesto a que le practiquen la eutanasia, por ejemplo en Suiza. “La idea de un viaje hacia la muerte posee una fuerte carga metafórica”, dice, y yo pienso: Vaya si la posee, casi excesiva. Explica Millás que él sería la sombra del enfermo durante todo el tiempo que durase el proceso, y que el texto no se publicaría hasta después de la muerte del sujeto. JTB, presente en la entrevista, informa a Millás de que es difícil, en estos momentos, encontrar un caso así, pero que trataremos de ayudarle en lo posible.

En fin. Admiro a Millás desde hace tiempo… Comprendo que esté interesado por el tema que hoy nos ha ocupado. Es un tema muy Millás, especialista en unir lo cotidiano con lo alucinatorio. Al fin y al cabo, la muerte es un suceso extraordinario que alcanza a todos los seres ordinarios. Sintonizo, pues, con Millás. Es un hombre que mantiene intacta su capacidad de asombro y, también, de indignación. (Le acompaño en lo primero, no tanto en lo segundo, y por esta razón él está, políticamente, un poco más a la izquierda que yo).

Diario de un anciano averiado. Páginas 379,380, 382 y 383

 

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